domingo, 27 de febrero de 2011

Mimbre.





Aquel día en el que el sol vista al aire de una opaca espesura, en el que el suelo se diluya y apague su centro; aquel día en el que las libélulas copulen cientos de miles de moscas y las flores escupan el polen de sus bocas; aquel día en el que mi vestido se tiña de carne y mi piel luzca a seda; aquel día, lejano a mi cercanía, cercano a mi cobardía, yo saltaré.

Seré invisible ante los ojos del cuervo y sabrosa a la boca del lobo. Seré poesía para esas señoras que arrepentidas mirarán mi vida pasar. Seré muerte para todos aquellos que lloren mi omnipresencia y menosprecien mi risa.

Y aunque las monas se vistan de gala y se sientan muñecas en la sofisticación de sus jaulas, no las invitaré. Son monas las monas que asumen sus pasados, no las que hacen de un prostíbulo un palacio. No me confundan, no es arrogancia: lavo mis pecados antes de ventilarlos.

Despechar al soberbio, abrigar al futuro; cargar con la ausencia y romper la abundancia; soltar la carga y cargar con mis venas; dos canciones, tres inviernos y mis penas, me hacen la niña que fui y seré. Por siempre y por los siglos de los siglos: una copa de vino, mi Ave Marina y Amén.


.A.
(www.elmalditonombre.com.ar)

martes, 22 de febrero de 2011

Martes.


Quiero entrar, quiero entrar, quiero entrar.
Salir, entrar, cortar, amalgamar. Partir, contornear, romper, espesar.
Un capricho echo cielo, un deseo despintado, la neblina de tu cuerpo, el silencio de tu canto.
Dos semanas de helado, tres segundos de orgasmo, un recuentro de días, querer y seguir esperando.

.A.

domingo, 6 de febrero de 2011

Big Bang.


Lo despierta un recuerdo en el medio de la noche, en el medio del nido, en el medio de su sueño. No le sorprende estar endurecido: ella está a su lado, desplumando margaritas, rasurando su pasado. Se recuerda pequeño zapateando, vistiendo su piel, en ese entonces, amarilla. Su madre lo ojea, lo toca, le confía un secreto y lo ayuda a descargar.

Debajo del puente vive su amiga. Solita y sola camina, al paso de un balada pincelada en un marco sin comienzo ni fin. Le toca el timbre, la baja y la invita a bailar. Bailan por la noche que amaneció y nunca fue, bailan por el deseo de acariciar sus sexos y de frotar sus fantasías. Bailan de noche y duermen la vida. Bailan por el círculo que les dio el día.

¡Si supieran lo que pasaría, aquellas ratas no bailarían! Se acaba el cielo, se derrite la dureza: llega el vagabundo más vagabundo de la tierra. Su madre se atrasa, sus flores se secan. Se despierta del sueño, del sueño de aquel sueño que soñando contuvo en silencio. Es una niña vestida de azul, y de verde y de sangre. Es un niño maquillado de lobo y de cuervo y de niña. Es su cara mezclada en asfixia. Es una verdad mutada en mentira.

Cada cual con lo suyo. Y que eso no abunde, porque si excede la uña, colapsa el poso. Nadie quiere cloaca en su living, ni en su cama ni en su boca. Cuánta escasez en la multitud. Cuánta abundancia en la sombra. Una uva en el medio de la noche, en el medio del nido, en el medio de su sueño, reprime a su grito y al renombrado Big Bang.


.A.