viernes, 29 de octubre de 2010

Millas.




Nos miramos. Me miró.
Nos reímos. Me abrazó.
No fue de película. Lo mundano es superador.
Afuera, nublado. Adentro también.
Nos miramos. Me besó.
¿Quien dice que las millas desconectan?
¿Quién decreta un asueto por duelo?
¿Por qué se llora por la muerte y no se ríe por la vida?
¿Por qué no decretamos un augurio de energía?
Nos miramos. Me miró.
Nos reímos. Me abrazó.
Ya no tengo sueño ni pereza.
El viento es renovador.

.A.

domingo, 17 de octubre de 2010

Victorio.



Un cielo, dos estrellas y una ardilla.
A su lado, el deseo de ser mariposa.

No quiere su hermosura ni colores.
Quiere desvanecer bajo la melodía de un piano susurrante.
Anhela festejar la primavera del mismo modo que ellas.

La levedad.
Subir hasta besar las nubes.
Descender hasta el botón del río.

¿Será cierto que las reinas desean ser violín?
No piensa en Dios. Cree en el instante y la crueldad de ser amada.

¡Ah! ¡Cuántas ganas de ser algodón!
Aliento, gas, cosmos.

Un grito de pasión o una caricia al oído.
¡Si sólo la viera su viejo ombú: conocería la honestidad de su sentimiento!

Sin embargo, resiste.
Ni una gota, ni su pelaje, ni el calor se comparan con la infinita gratificación que provoca un suspiro.

.A. (dedicado al entierro de una bellota)