jueves, 27 de enero de 2011

Hormiguita.



Hormiguita, hormiguita, tan chiquita, tan chiquita.
Tan mala y chiquita, tan furiosa y chiquita.
Camina despacio hormiguita, que con mi lado valiente puedo romper tus patitas.
Rueda cuando tengas que rodar, y no envidies a nadie al pasar.
Te hace más mala y chiquita, más furiosa hormiguita.
La felicidad no es donada a cualquiera. Ten cuidado, se buena.

Si manipulas, yo rapto.
Si mientes, yo construyo.
Si rompes, yo pago.
Si obedeces, yo disfruto.

.A.

jueves, 20 de enero de 2011

Mancha saltada.



Cuando no importe mas la conciencia y el inconsciente gobierne la ira, ahí estaré.
Cuando se derritan las ilusiones y no alcancen las expectativas, ahí estaré.

Cuando el cielo sea agua y el mar se solidifique a tierra, ahí estaré.
Cuando el canto no exista y se desparramen mis venas, ahí estaré.

Cuando la mentira tape verdades. Cuando la agresión arranque virtudes.
Cuando la vida se esconda y el miedo repliegue. Cuando el talento sea silencio y el alma se altere.

Estoy en el lugar de nadie y en la boca de todos. En una ausencia encontrada ciclotímica e inestable. Que se quieran los que se quieran, que se amen los que se amen; que se diviertan los pecadores y se conquisten las madres. Que se toquen los intocables y discutan los tímidos, que se perviertan los santos y gocen los niños.

Nada destiñe mi mirada. Ni la levedad de su voz ni el peso sus palabras. Ni un canto de victoria ni las más sabrosas galletitas. No me corrompo, pues yo soy la corrupción. Dueña de todos, jueza de nadie.

Unos por acá, otros por allá, esparcidos o sentados juegan a jugar la más grande mancha saltada.

.A.


sábado, 15 de enero de 2011

Ocaso del tiempo.



Durante siglos nos ha estado mintiendo, se rió de nosotros, congelo su sonrisa. Hoy, 14 de diciembre de 2011, me presento ante ustedes para rebatir su verdad. Señor Relojero, deje de mentir: el tiempo es vertical. Que se caigan las estadísticas, que se destruya el paradigma, que se derrita su vida. El tiempo es vertical.

No existen más segundos que los que unen al sol, al océano y a mi voz. No habita tal cronología de eventos si no se usa la razón. Estamos en el viento. Los vivos y nosotros, los muertos. En una burbuja quimera coexisten: el recambio de piel, las cosas que no te dije y los recuerdos de aquel que fue.

Hemos vivido en una falsa linealidad, agotados, apurados. Hemos permitido que el futuro gobierne y el pasado perfore. ¡Qué crueldad aceptar aquellos mandamientos, creer en Romeo y no poder verlo!

Señor relojero: me declaro testigo de su estafa. He sido engañada por usted y su venerable eternidad. ¿Puede reconocer el puntilleo en mis lóbulos? ¿Puede percibir el dolor de mis omóplatos? Fueron mordiscos de sus segundos, semanas y años, excavaciones de su miseria, los rastros de aquella carrera.

Una mujer sobre un elefante recuerda haber dejado la pava encendida. Corre. Se muere. Revive. La apaga. Es un punto. Un micro. El infinito. La nada. Responde a aquel quien la vio nacer. Se viste de amarillo. Maquilla su ansiedad. Toma a su cigüeña. Peina su tacto. Y le da cuerda al tiempo.


.A.

jueves, 13 de enero de 2011

Fiebre.


One little, two little, three little Indians
Four little, five little, six little Indians
Seven little, eight little, nine little Indians
Ten little Indian boys.

Te canto una canción para bajar la fiebre, dormilón.

.A.