jueves, 5 de agosto de 2010

Terrazas.


Tus piernas tiemblan las mías y mi sonrisa se derrite cuando empieza el escalofrío. Mi ciudad abajo le grita a la Luna y tu pregunta en los ojos al vapor de mis labios. No hay nadie en la terraza y tu calor recorre mi cuello, baja de repente hasta llegar adentro mío. Me recorre en círculos, rechaza un beso, miro desde arriba y desaparece el mundo. Me abraza enredado, nos volvemos giro, se me cuela por la espalda una línea de suelo frío. Te resoplo en la oreja, me mojas de un suspiro, movés un poco la mano y contengo el grito.
Jadeo compulsivo y ritmo de luces, sube el horizonte y baja la Luna, baja el sol, y sube una estrella, se mueven tu cara y mis pelos, tus ojos y mi cuerpo, tus gritos y el jadeo, el silencio y el jadeo, mis piernas y el jadeo, cierro los ojos y jadeo, abro los ojos y jadeo, al borde del gemido despierto en la cama enorme y me pregunto porque carajo te has ido.

Así me dejaste, en lo más íntimo de mi sonrisa dormida.


Por Maldito Nombre.

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