domingo, 6 de febrero de 2011

Big Bang.


Lo despierta un recuerdo en el medio de la noche, en el medio del nido, en el medio de su sueño. No le sorprende estar endurecido: ella está a su lado, desplumando margaritas, rasurando su pasado. Se recuerda pequeño zapateando, vistiendo su piel, en ese entonces, amarilla. Su madre lo ojea, lo toca, le confía un secreto y lo ayuda a descargar.

Debajo del puente vive su amiga. Solita y sola camina, al paso de un balada pincelada en un marco sin comienzo ni fin. Le toca el timbre, la baja y la invita a bailar. Bailan por la noche que amaneció y nunca fue, bailan por el deseo de acariciar sus sexos y de frotar sus fantasías. Bailan de noche y duermen la vida. Bailan por el círculo que les dio el día.

¡Si supieran lo que pasaría, aquellas ratas no bailarían! Se acaba el cielo, se derrite la dureza: llega el vagabundo más vagabundo de la tierra. Su madre se atrasa, sus flores se secan. Se despierta del sueño, del sueño de aquel sueño que soñando contuvo en silencio. Es una niña vestida de azul, y de verde y de sangre. Es un niño maquillado de lobo y de cuervo y de niña. Es su cara mezclada en asfixia. Es una verdad mutada en mentira.

Cada cual con lo suyo. Y que eso no abunde, porque si excede la uña, colapsa el poso. Nadie quiere cloaca en su living, ni en su cama ni en su boca. Cuánta escasez en la multitud. Cuánta abundancia en la sombra. Una uva en el medio de la noche, en el medio del nido, en el medio de su sueño, reprime a su grito y al renombrado Big Bang.


.A.


No hay comentarios: