viernes, 17 de junio de 2011

Hijo.

Te fui a buscar, me encontré con tu tristeza.

Un lienzo blanco y una luz de neón definen la penetración de tu pérdida en mi memoria.

El mensaje acuchilla por todos los flancos.
La dejaste pasar, pasa. No siempre triunfa lo programado.

Punto.

Me arrepiento de mi mediocridad.

Punto.

Sos una asesina.

Puta.

Si volvieras el tiempo al punto de cero, ¿serías tres suspiros vestidos de placenta? ¿Atarías a tu nombre la crueldad del anonimato? ¿Chorrearía de agonía la tibieza de tu sexo?

Tengo las manos rotas y vos, un padre omnipresente.
Nada de culpas.

Punto.

Esto es un canto a la muerte.

Puta.

Llorá por lo que no fuiste. Gritá por lo que no tendrás. Disfrazá de fiesta al gusano. Y tragá que para eso estás.

Hablo sobre injertos, puntadas y cigarros; un orgasmo y la mejor pieza alcanzada. La perpetuidad de la ausencia que inunda tu baño. Acariciala, mientras la mato. Pienso en diamantes, esqueletos, sangre y mi centro. Papa me quiere. Cállate. Mama me cuida. Cállate. Tomas me enciende. Cállate. Estoy viva. Cállate.


.A.