viernes, 26 de noviembre de 2010

Glaciar.



¿Qué tan lejos pueden estar una ballena de su balleno?

Hundió la cuchara en la sopa, bebió su angustia y se quemó.

¿Cuántos kilómetros puede nadar hasta perderse en el tiempo?

Guardó su libro, rió, se reconoció.

¿Es Noviembre quién la baña de anhelos? ¿Es el viento quien la divide y entierra recuerdos?

Hermosa, intacta, hermosísima, acarició sus manos y se maquilló.

Tenía razón, era cierto: de día cantaba y balanceaba sus sueños. Pero de noche, el frio reprochaba distancia de aquel último beso.

No hizo falta que lo gritara: su bienestar prendía auras.

¡Pero qué feliz era con su balleno! ¡Por él cambió su piel y sus cayos. Bebió la sal y viajó!

Ehem, quisiera decir unas palabras, se desembriagó y dijo:

El invierno llegó, el agua se heló. No siento los pies. No quiero revés. Me pica la garganta. No me toques la espalda. ¿No entendés lo que digo? No tengo un feo ombligo. Callate. Me callo. ¿Nos callamos?

Merry christmas. Te regalo un glaciar. Es de tiempo completo. Disfrutalo.


A

domingo, 14 de noviembre de 2010

Pompa.


Sopló y sus entrañas fueron dominio del aire. Sopló de nuevo y su carne y piel brotaron de su aliento. Ojos entrecerrados. Dedos comprimidos. Miró al cielo y contorneó un corazón con su mirada. Ya no sentía pesadez en los huesos. Estaba a punto de reunir los colores en una esfera sin precedentes. Soltó un suspiro prolongado desde la dureza de su estómago. Pensó en su niñez. Me abrazó con su canción.

Junto a su respiración y melodía, dio a luz a una nueva pieza de arte. Como siempre, fue natural.

Extensión de sus deseos. Llovizna egoísta. Cercanía en la distancia. Triunfo en el punto.

Ya no estamos solos. Desde hoy y para siempre, te encuentro en mis burbujas. Amén.

.A.

viernes, 29 de octubre de 2010

Millas.




Nos miramos. Me miró.
Nos reímos. Me abrazó.
No fue de película. Lo mundano es superador.
Afuera, nublado. Adentro también.
Nos miramos. Me besó.
¿Quien dice que las millas desconectan?
¿Quién decreta un asueto por duelo?
¿Por qué se llora por la muerte y no se ríe por la vida?
¿Por qué no decretamos un augurio de energía?
Nos miramos. Me miró.
Nos reímos. Me abrazó.
Ya no tengo sueño ni pereza.
El viento es renovador.

.A.

domingo, 17 de octubre de 2010

Victorio.



Un cielo, dos estrellas y una ardilla.
A su lado, el deseo de ser mariposa.

No quiere su hermosura ni colores.
Quiere desvanecer bajo la melodía de un piano susurrante.
Anhela festejar la primavera del mismo modo que ellas.

La levedad.
Subir hasta besar las nubes.
Descender hasta el botón del río.

¿Será cierto que las reinas desean ser violín?
No piensa en Dios. Cree en el instante y la crueldad de ser amada.

¡Ah! ¡Cuántas ganas de ser algodón!
Aliento, gas, cosmos.

Un grito de pasión o una caricia al oído.
¡Si sólo la viera su viejo ombú: conocería la honestidad de su sentimiento!

Sin embargo, resiste.
Ni una gota, ni su pelaje, ni el calor se comparan con la infinita gratificación que provoca un suspiro.

.A. (dedicado al entierro de una bellota)

viernes, 24 de septiembre de 2010

Aire.


Cerrar la puerta. Abrir la ventana. Aire.

Soñar con ésto. Querer aquello. Aire.

Esperar con los dientes. Cantar con las manos. Aire.

Escucharlo. Escucharte. Aire.

Son tantas las gotas desprendidas del cielo.

Es tanto el aire que rocía el fuego.

Ya no se si es una orquídea o una joya hecha melodía.

Lo absorbo. Lo miro. Me mira.

Respirar. Llorar. Aire.

Aguantar. Contener. Aire.

Tragar. Reprimir. Aire.

Gritar. Sonreír. Aire.

En el medio: una vuelta al cielo, sus vocales y la mirada de mi madre.

Un sorbo de agua, el bloqueo de la puerta y la apertura de la ventana.

Aire.

.A.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Guau.



Hoy, te dejo.

Caen las estrellas, se levantan los sueños y yo te dejo.

Si pudiera, te comprimiría y llevaría en mis dedos.

Si entendieras, justificarías mi abandono y esperarías despierto.


Aquel día, cuando mi sol cubría tu hocico, cuando tus pecas pintaban el viento, sabíamos que mañana alguna vez llegaría.

Te veo dormir junto a mis pies y proyecto el infinito.

Sos tan imprescindible, tan bonito. Y sin embargo, hoy, yo te dejo.


La maldad no tiene reflexión.

El pasto no se digiere lento.


Mi pirata, mi obsesión.

Mi ayer, mi adentro.

Mi fidelidad, mi interior.

No te vayas, que hoy te dejo.



.A.


- para Morgan-

sábado, 21 de agosto de 2010

Nesquik.


Pensar en algodón, caminar vestida de espuma.
Parlotear con los árboles. Cocinar suspiritos.

Arreglarme. Desvestirme. Amarte.

Acurrucarme en nuestros momentos.
Disfrutar de tu risa. Bailar con los pájaros. Cantar en tu pecho.

Proyectar. Concluir. Admirarte.
Dormitar. Despertar. Abrazarte.

La felicidad está en un beso tuyo.
Me amás?
Te invito una chocolatada.

.A.

jueves, 5 de agosto de 2010

Toto y la Luna.



Cuando aletearon sus ojos por última vez, tenía la panza rellena de comida. ¿Había ingerido pastel o sólo frutillas y mandarinas? La sutil suavidad de su boca le indicaba el exceso de azúcar. Pero a esa altura del sueño, ya no podía racionalizar. Se fue a dormir pensando en lo brillante que estaba la Luna. Un hilo de luz rozaba su rostro y bañaba de estrellas sus dos mejillas coloradas. ¿Cuántas veces se había encontrado con una Luna de ese color? ¿Cuántas noches la había recordado con su rosado tutú y zapatillitas carmín? Aquel viernes estaba más hermosa que nunca. La imaginó bailando entre millones de burbujas. Rizos sueltos, uñas lilas, brazos delicados, labios de algodón. La pensó cargando un globo fluorescente, con sus ojos enmarcados por un espeso bosque de pinos. La sintió tocando una dulce melodía, inaugurando con su canto un hormigueo estomacal. ¿Acaso serían las mandarinas? ¿O habría maquillado a esas mariposas tan temidas?


Para Toto aquella niña cargaba con el nombre más apropiado. Si había alguien en el mundo con el poder indicado para personificar a la Luna, era ella. Porque la niña y el satélite no competían en belleza, eran una. ¡Para qué separar a aquellas dos hermosuras si completaban el más exquisito sentido del absoluto esteticismo! Brillantes, nocturnas, suaves, coquetas. Ambas poseían la magia de la desaparición diurna. ¿Serían parte de un sueño o solo las protagonistas de un cuento? ¿Cuántas veces habían besado a los sonámbulos enamorados? ¿Y cuántos amaneceres habían desbandado?


Toto suspiró, no podía moverse. Entreabrió un ojo, la vió. Estaba cerca de su mejilla. A diez centímetros, cinco. La sintió respirar. Sonrió. Cerró los ojos y esperó. El brillo lo enceguecía. La redondez lo envolvía. La besaría, lo haría. Con eso, la Felicidad. Un centímetro. La Esplendidez. Medio. Escepticismo. Casi. Nervios. Ahora. Cosquilleo. Ya. El tacto. Y con el Sol, el día.

.A.

Terrazas.


Tus piernas tiemblan las mías y mi sonrisa se derrite cuando empieza el escalofrío. Mi ciudad abajo le grita a la Luna y tu pregunta en los ojos al vapor de mis labios. No hay nadie en la terraza y tu calor recorre mi cuello, baja de repente hasta llegar adentro mío. Me recorre en círculos, rechaza un beso, miro desde arriba y desaparece el mundo. Me abraza enredado, nos volvemos giro, se me cuela por la espalda una línea de suelo frío. Te resoplo en la oreja, me mojas de un suspiro, movés un poco la mano y contengo el grito.
Jadeo compulsivo y ritmo de luces, sube el horizonte y baja la Luna, baja el sol, y sube una estrella, se mueven tu cara y mis pelos, tus ojos y mi cuerpo, tus gritos y el jadeo, el silencio y el jadeo, mis piernas y el jadeo, cierro los ojos y jadeo, abro los ojos y jadeo, al borde del gemido despierto en la cama enorme y me pregunto porque carajo te has ido.

Así me dejaste, en lo más íntimo de mi sonrisa dormida.


Por Maldito Nombre.

viernes, 23 de julio de 2010

Rapidito.


Tengo un segundo para abarcar la inmensidad.

Un segundo para enfriar el sol.

Un segundo para tragar el mar.

Un segundo para desnudarte.

Dale.


.A.

viernes, 9 de julio de 2010

Lo concreto.


Un punto, sólido, comprimido.
Si supiera el valor de lo concreto probablemente no me preocuparían mis sueños.

Tal vez una lágrima dedicada a una despedida o una carta de mi madre.
Me pregunto si es concreto llorar mientras duermo.

¿Quién define lo concreto?

Sólo se que está acá, en las venas, en mi tierra.
No se desvanece, es.

Me asusta. ¿Cuán abstracto es el futuro? ¿Acaso los números no derivan en concreto?

¿Esperar es abstracto?

¿Desear es concreto?

Si supiera el valor de lo concreto probablemente no me preocuparían mis sueños.

Me destierro del mundo de la solidez.
Una vuelta en la calesita, pochoclos y Frutillitas.


.A.

lunes, 28 de junio de 2010

Palatina.


Cuando duermo, si no hablo con la heladera, ando encima de cobayos.
Y si no convido rollers, tiemblo en la Cima de mil televisores.

Por lo general, actúo frustraciones de dirección.
Pocas veces soy rechazada por fantasmas.

Ayer hablé con ella.
Serenaba famas extraordinarias, entristecida por no probar mi postre.

Si desconecto, me acaricia.
Si lloro, me consuela.
Si pateo, me acurruca.
Pero si descanso, si descanso me despierta.

"¡los sueños que se cuentan no se cumplen!
¡Palatina los contó!
¡Palatina los contó!"


Era obvio.

.A.

miércoles, 23 de junio de 2010

Cobarde.


Hacelo explotar, que explote.
Que colapse y reviente.
Que asfixie y desborde.
Que endurezca y presione.
Que desespere y llore.

Hacelo estallar, que estalle.
Que desgarre y descuaje.
Que estire y desluxe.
Que despelleje y trague.
Que descuartice y detone.

Que alcance el pánico y se ahogue.
Que sienta las uñas penetrar en sus palmas.
Que se ensucie sus genitales con hongos y se espine.

Hacelo explotar, que explote.
No hay más tiempo para divagar.
El invierno corre arrugas y humedece cenizas.
Temele.


.A.

martes, 1 de junio de 2010

Calma.


Porqué ella lo siente en el útero.

Calma.

La piel no tiene color. Los oídos no escuchan.

La igualdad toma partido del más justo socialismo.

Dos es más que uno.

Calma.

Una luz nace para morir y nacer otra vez. Nace para eternizarse. Nace para engrandecer a Dios.

Calma.


.A.


sábado, 29 de mayo de 2010

Aguas calientes.


Una mandarina en un rio. Una cuna en una bañadera. Una amiga en un colectivo. Una lágrima de madera.

Apocalipsis y agua. Agua y destierro. Destierro y llanto. Llanto y recuerdos.

Ellos se van a un lugar que no está cerca ni lejos. Se llevan de amontones flores, suvenires y ancestros. No lo saben todavía, me lo dijo un sueño: Se van a hundir, con ellos la tierra y yo no te tengo.

Y cuando llegue…

¡Ai! Cuando llegue…

voy a querer besarte como nunca antes lo haya hecho.

A mi madre, un beso.

A mi padre, un te quiero.

A mi hermano, un abrazo.

A mi hermana, el tiempo.

.A.

domingo, 23 de mayo de 2010

Blancanieves.



Pensaba que te ibas a quedar bailando como siempre lo hacías, sobre esas ramas finitas que dividen simétricamente a las ráfagas de viento. Pensaba que ibas a saltar desde el trampolín de algarrobo, ese que guardabas en tus sueños. No, no. No te hablo de vacío, me refiero a una calculada caída libre sobre aquella mousse de algodón. Pensaba que ibas a seguir elíptica, espiralada. ¿Qué paso con nuestra infancia? Contame, mi querida, ¿a dónde está la alfombra floreada? Cambiaste. Encajas perfectamente en el cronómetro de una terraza. ¿Será que yo me detuve en el punto final y vos seguiste pintando teleféricos?

Espero verte en un año y que mi piel se asimile a la tuya.

Espejito, espejito, ¿quién crece despacito?


.A.